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Poeta Li Po pintado por Liang K’ai. |
CONTRASTE CLARO OSCURO
Tomado de ITTEN, J., The art of color, John Wiley & Sons,
inc. p. 50.
Mucho del arte Europeo y
Asiático está construido sobre el
contraste puro de luz y sombra. Un ejemplo sobresaliente de esto son los dibujos hechos en tinta, chinos
y japoneses. La técnica de este arte
procede en estos países del arte de escribir: la riqueza de formas de los
caracteres ideográficos es trazada con
pincel. La ejecución acertada semántica y rítmicamente de los caracteres exige todo un repertorio de movimientos manuales. Para una
"correcta" pincelada es necesario una atención sosegada, sentido del
ritmo y sensación de la forma. En China y en Japón, la caligrafía es una obra
de arte. “Cuando un arquero ha visto
bien su objetivo, pone a punto su cuerpo, agarra su arco firmemente y dirige
con precisión la flecha que con seguridad llegará al blanco. Así con la caligrafía: con la mente
concentrada, el cuerpo en posición vertical y balanceado, el pincel vertical,
el punto o movimiento caerá exactamente en el lugar designado” (Chiang Yee,
“Caligrafía china”, Universidad de Harvard).
El ritmo armónico de esos símbolos, su estructura, su
contraste rico en formas abstractas e integradas orgánicamente, es
exquisitamente bello. El efecto es posible por su perfecto equilibrio entre la
pincelada negra y los intervalos blancos.
Este proceso de escritura procede de un automatismo
interno. Después de una práctica sin fin, los trazos terminan por fluir sin
esfuerzo desde el pincel. La meditación
particularmente se practica en Ch’an o Zen, Buddhism y proporciona el
fundamento para la formación de la mente
y el cuerpo. Por consiguiente, muchos monjes de estas sectas podrían
encontrarse entre los grandes artistas del blanco y el negro. Pero ellos no
entran en meditación para llegar a ser grandes pintores. Trabajan con el pincel
como una ayuda para la internalización meditativa.
Uno de los grandes genios de este medio, fue Liang K’ai, quien vivió en la primera mitad
del siglo decimotercero. Cada una de sus pinturas es diferente de otras. Esta
presentación del poeta en unas líneas negras, grises y zonas es única en pintura. Manchas de tamaño
altamente diferenciado y algunos trazos vigorosos evocan una figura
distinguida, caminando hacia adelante con la mirada distante. Cada elemento
está delicadamente en sintonía con el efecto total. Liang K’ai fue un monje de
la secta Ch’an.